Reforma y Contrarreforma: El proceso de reforma empezó en Alemania cuando el monje agustino Martin Lutero denuncio en 1517 la venta de indulgencias ( documentos papales que , a cambio de limosnas , otorgaban el perdón de los pecados ) que el papa León X había estipulado para pagar los gastos debido a la construcción de la basílica de San Pedro. Para ello publico sus 95 tesis en la catedral de Wittemberg.
En ellas se plantea:
• El hombre es incapaz de salvarse del pecado original. • Las obras no son el medio de salvación sino que “el justo se salva por la fe”. • La iglesia no es fuente de doctrina sino las sagradas escrituras pueden ser interpretadas personalmente así como también es valido el libre examen de consciencia. • Solo el bautismo y la eucaristía son sacramentos legítimos , se niega el valor de as indulgencias y la existencia del purgatorio y se suprime el culto a la Virgen , a los santos y a las imágenes. • Niega la autoridad del papa sobre la iglesia protestante.
En Inglaterra en cambio la reforma entro cuando la santa sede excomulgo a Enrique VIII por divorciarse de catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena. En respuesta el monarca promulgo el acta de supremacía en la cual desconoció la autoridad papal sobre la iglesia siéndolo el monarca la autoridad. Se confiscaron los bienes de la iglesia y se abolió el celibato. Sin embargo fue Isabel I quien impuso la doctrina anglicana empezada por Enrique VIII. La reacción de la iglesia católica contra la reforma luterana y para hacer frente a la crisis eclesiástica se conoce como Contrarreforma. Esta consiguió la reorganización de la iglesia católica , instaurando una rígida disciplina y valor de la autoridad. Los dos elementos mas importantes de este proceso fueron la creación de la compañía de Jesús y el concilio de Trento. La compañía de Jesús fue una orden religiosa el servicio del papa robusteciendo el catolicismo. Los jesuitas profesaban los votos de pobreza , castidad y obediencia al papa, ejercieron una influencia de renovación en el interior del clero y difundieron la fe católica tanto en Europa como el resto del mundo. El concilio de Trento siendo el documento que trato de rebatir al luteranismo y ordenar a la iglesia trato los siguientes temas: Establecer el dogma católico señalando la autenticidad de la versión bíblica de san Jerónimo.
Frente a esto el papa le solicito a Lutero que se disculpara y ante su negativa fue excomulgado. Las tesis de Lutero fueron rechazadas y se convoco a la dieta de worms para exigir que se retractara , sin embargo los burgueses y nobles alemanes contrarios al poderío de la iglesia apoyaron a Lutero. En España se acordó tolerar el luteranismo hasta un concilio definitivo y así se solicito una nueva dieta la dieta de Ausgburgo para llegar a un acuerdo con Lutero quien seguía teniendo el apoyo de los burgueses y nobles alemanes. Finalmente el luteranismo triunfa con la paz de Augsburgo quien reconoce a los nobles luteranos y permite obligar a sus súbditos a convertirse al luteranismo como a dejar Alemania si no querían ser luteranos. La reforma se extendió en varios puntos de Europa y con diferentes representantes. Zwinglio en suiza amplio la reforma suprimiendo la misa y el celibato sacerdotal hacia los cantones suizos. Por otra parte Calvino , con su Reforma y Contrarreforma, era partidario de la predestinación y de la defensa de la Biblia como instrumento de la fe. Estos principios se aplicaron en Ginebra. Además estos ideales recibieron diferentes denominaciones: hugonotes en Francia y presbiterianos en Escocia.
Ratifico al papa como única autoridad en asuntos de fe e hizo valido el culto a la virgen ,los santos y las imágenes. Estableció las liturgias en latín , el celibato del clero y la autoridad del papa por sobre la iglesia El acto de Pío iv que, con la bula Benedictus Deus (26 enero 1564), confirmó e hizo ejecutivos todos los decretos del concilio de Trento, puede considerarse como el comienzo de la era postridentina de la Iglesia, época que en muchos aspectos se ha prolongado hasta el concilio Vaticano II. Desde entonces, los decretos tridentinos adquirieron una primacía absoluta sobre toda otra tradición normativa del catolicismo, incluso sobre la patrística, en parte porque, debido al clima de lucha antiprotestante, se les concedió excesiva importancia. Un ejemplo es la Professio fidei tridentina, promulgada por Pío iv el 13 de noviembre de 1563, profesión que vino a ser la fórmula distintiva de los católicos frente a los protestantes. El gran mérito del papado postridentino fue evitar que los decretos del concilio se convirtieran en letra muerta, como había sucedido con el Lateranense v. Pío iv y sus sucesores Pío v, Gregorio XIII y Sixto v se empeñaron a fondo en que se aplicara la reforma tridentina y se completara con otras disposiciones de iniciativa papal. De este modo el concilio, que tanto habían temido los papas, se convirtió en poderoso instrumento para reforzar el centralismo romano. En este sentido desempeñó una función decisiva la Congregación del concilio, creada
por Pío iv el 30 de noviembre de 1563 para estudiar el problema de la confirmación de los decretos tridentinos, que vino a ser posteriormente el órgano de la curia encargado de controlar la aplicación de los mismos. Pío iv cuidó de la compilación de un nuevo Índice (1564), tarea que el concilio le había confiado. El gran inspirador de este pontífice fue su sobrino Carlos Borromeo, que, después de haberle asistido en la última fase del concilio tridentino, prefirió dejar Roma para dedicarse a su diócesis de Milán, donde residió hasta su muerte (1584). Su actividad incansable, dirigida a reformar clero y fieles y, simultáneamente, a impedir las infiltraciones del protestantismo, ofreció un modelo de obispo postridentino, que a menudo, sin embargo, fue imitado sólo superficialmente, sin captar el contenido profundo de su ejemplo. A la muerte de Pío iv, Carlos Borromeo trató al principio de que fuera elegido Morone; pero contra tal idea se declararon tanto los conservadores como los reformadores de tendencia doctrinal más rígida. La sucesión tocó, pues, a Michele Ghislieri, antes inquisidor general, que tomó el nombre de Pío v (1566-1572). El resultado de este conclave acentuó el carácter contrarreformador de la obra del papado: la represión contra los protestantes se hizo más dura y se extendió hasta los últimos valdesianos con la condena a la hoguera de Pietro Carnesecchi (1567) y de Antonio Paleario (1570). La reforma de la Iglesia se ejecutaba con un rigorismo que sobrepasaba las disposiciones del concilio de Trento, como en el caso de la estricta clausura impuesta a todos los conventos femeninos. Sin embargo, Pío v tuvo el mérito de realizar los deseos del concilio de que se compusiera un compendio de la doctrina católica (el Catecismo Romano de 1566) y se reformaran el breviario (1568) y el misal (1570). Su santidad personal quedó expresada en el cuidado que consagró a su propia diócesis de Roma. Su sucesor, Gregorio xiii (1572-1585), antes cardenal Buoncompagni, se distinguió sobre todo por la institución de los nuncios pontificios, que vinieron a ser, en todos los países, los intérpretes directos de las iniciativas reformadoras y contrarreformadoras de los papas. Promovió también la creación en Roma de colegios para la formación de clérigos de diversas naciones, favoreciendo señaladamente al Colegio Romano, fundado por Ignacio de Loyola en 1551, que tomó del pontífice el nombre de Universidad Gregoriana. El pontificado de Sixto v (1585-1590) marcó un nuevo cambio de dirección en el proceso de centralización postridentina y de refuerzo de la monarquía personal del papa. El concilio de Trento, por voluntad de los legados, se abstuvo de tomar decisiones sobre el problema de la reforma de la curia. Éste fue acometido por Sixto v con la constitución de 15 congregaciones cardenalicias, destinada cada una a un sector particular de la istración eclesiástica. De este modo, no sólo se reorganizaba el trabajo de la curia, sino que se atenuaban las funciones del colegio cardenalicio, que hasta entonces habían sido las de un senado deliberante junto con el papa. A partir de este momento, y más aún bajo Clemente viii (1592-1605), el consistorio se convirtió en una reunión formal en que el papa comunicaba decisiones previamente tomadas; los cardenales se transformaron en sus ministros, responsables de los diversos dicasterios curiales.
El pontificado de Sixto v representa también un momento de transición en la vida de la Iglesia postridentina. Mientras desde Pío IV a Gregorio XIII la obra del papado estuvo siempre bajo el dictado de las exigencias y decisiones del concilio, comienza ahora a aflorar una orientación distinta. Hacia el 1590 desaparecen los últimos protagonistas de la asamblea tridentina. La nueva generación ve los decretos conciliares con espíritu diverso del que ha guiado su redacción. Un ejemplo de este cambio de clima puede verse en la suerte que corren los textos originales de la Escritura: el concilio había confirmado la autenticidad de la Vulgata; pero Sixto v, con la bula Aeternusille del 1 de marzo de 1590, llegó tan lejos que sólo permitió el uso de la Vulgata. Él promovió su revisión, que se concluyó luego bajo Clemente VIII. Análoga rigidez o petrificación puede observarse también en la teología. La renovación de la escolástica, que había tenido sus máximos protagonistas en los grandes tomistas españoles a mediados del siglo xvi (-> escolástica del barroco): Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Melchor Cano, tiende a agotarse. La gran síntesis sistemática de Belarmino, cuyas Disputationes aparecieron entre 1586 y 1593, representa la tentativa de presentar fórmulas acabadas, con destino a la controversia, las decisiones teológicas y eclesiología embrionaria aún del concilio de Trento. Dentro de los decretos tridentinos, algunos gozan de preferencia respecto de otros; así los decretos sobre los sacramentos respecto del decreto sobre la justificación; y por otro lado se desarrollan más los aspectos institucionales que los propiamente sacramentales. Prevalece en suma una concepción defensiva de la evolución doctrinal, fruto de la posición hegemónica alcanzada por la Inquisición (luego Congregación del Santo Oficio). Las consecuencias de este repliegue son visibles aun en la vida de los fieles. La polémica contra la doctrina del sacerdocio universal, elaborada con espíritu subversivo por Lutero, lleva a acentuar más el carácter clerical de la Iglesia y a endurecer el dualismo entre jerarquía y laicado. A ello contribuyó también la formación dada al clero en seminarios especiales y el intento de prolongar la concepción medieval de la hierocracia papal (deposición de Isabel de Inglaterra, decretada por Pío v en 1570; condenación por Sixto v de la teoría de la potestas indirecta elaborada por Belarmino; entredicho contra Venecia, lanzado por Paulo v en 1606). La deficiente valoración del decreto sobre la justificación favorece un voluntarismo ascético que relega a los laicos a una posición subordinada, puesto que ellos se mezclan en los asuntos temporales. La imposibilidad de una familiaridad personal con la Escritura y la desconfianza hacia la interiorización de la vida de piedad, ponen en primer plano las formas tradicionales de devoción (peregrinaciones, culto de las imágenes y reliquias de los santos, recurso a prácticas indulgenciadas). Así, pues, con el último decenio del siglo xvi se entra en lo vivo de la co., cuyos aspectos más salientes son los políticos. La estrecha cooperación entre el papado y los príncipes seculares favorece la restauración del catolicismo en muchas zonas de Europa; pero a menudo conduce a convertir la Iglesia en instrumentum regni de los nuevos Estados absolutos y de las ambiciones dinásticas. Desde este punto de vista, después de la obra de Felipe II en la segunda mitad del siglo XVI, la culminación de la co. está representada por la guerra de los Treinta Años, que acabó en la paz de Westfalia (1648). En este período se distinguen los pontificados de Clemente VIII (1592-1605), Pablo v (1605-1621), Urbano VIII (1623-1644), Inocencio x (1644-1655).
Mas por debajo de esta fachada político-institucional, que ha terminado por presentar al mundo moderno una Iglesia de rostro deformado, el catolicismo continúa dando muchas señales de vitalidad religiosa. Mientras Felipe II está empeñado en las guerras de religión en los Países Bajos y en Francia, la -> mística española alcanza su más alta expresión en Teresa y en Juan de la Cruz. En Italia Felipe Neri da vida a la nueva congregación de los oratorianos, que armoniza la ascética con una viva sensibilidad humanística. La espiritualidad de Felipe se difundió en Francia en las primeras décadas del siglo xvii por obra de Pierre de Bérulle, y vino a ser uno de los factores principales de la renovación de la Iglesia sa, junto con la piedad humanista de Francisco de Sales (-> escuela sa). Algunos decenios más tarde Vicente de Paúl despierta a nueva vida el espíritu de los primeros oratorianos. Paralelamente se desarrolló la actividad misionera por obra de las principales órdenes religiosas, que difundieron el catolicismo en América y lo hicieron penetrar en el extremo oriente. Los métodos de «-> adaptación» de los jesuitas Mateo de Ricci en la China y Roberto de Nobili en la India se apropian la amplia apertura hacia toda civilización que había propugnado el humanismo. Hay, en suma, una continuidad, tal vez soterrada, con los motivos más originarios e innovadores del movimiento de reforma, que se había desarrollado entre fines del siglo xv y principios del xvi. Bajo el peso de la co., estos motivos quedan reprimidos o rechazados, pero no se pierden del todo; todavía conservan vida para inspirar un nuevo período de la historia de la Iglesia, caracterizado no por la lucha, sino por el diálogo con el -> protestantismo y con el mundo moderno nacido del humanismo (-> edad moderna, historia de la Iglesia desde la). BIBLIOGRAFÍA: BIBLIOGRAFÍAS: Schottenloher; E. W. Zeeden, Das Zeitalter der europäischen Glaubenskämpfe. Gegenreformation und Katholische Reform: Saeculum 7 (1956) 231-268; Bibliographie de la Réforme 1450-1648. Ouvrages parus de 1940-1955, bajo la dirección de la Commission internationale d'histoire ecclésiastique compar6e, I ss (Lei 1958 ss); E. W. Zeeden, Literaturbericht, Zeitalter der Glaubenskämpfe: Geschichte in Wissenschaft und Unterricht 16 (St 1965) 717-728. Reforma Protestante Bula Exurge Domine de León X, que amenaza a Lutero con la excomunión. Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia Cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador. Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo.
Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia Católica medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido. La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la reforma fueron Martín Lutero y Juan Calvino. El Protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina, Asia y África. Tabla de contenidos • • • • • • • o •
1 Inicios de la Reforma Protestante 2 Las indulgencias 3 La Reforma Luterana 4 La Contrarreforma Católica 5 La Reforma Protestante en Inglaterra 6 La Reforma Protestante en Suiza 7 Referencias 7.1 Notas 8 Véase también
9 Enlaces externos
Inicios de la Reforma Protestante
Mapa del Imperio con la división en circunscripciones de 1512 En el siglo XVI se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. La gota que derramó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose por completo al dominio del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban las pretensiones de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.
La Reforma protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico. Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio, además los burgueses eran partidarios del humanismo y de reformar la corrupción de la Iglesia Católica. Pero el grupo más importante en Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran casi independientes y señores de numerosas tierras y vasallos campesinos, siempre estaban conspirando contra la autoridad del emperador germánico, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a la alta nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles más pobres y los segundones de las grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XVI, esta pequeña nobleza estaba completamente arruinada y para recuperar sus ingresos, los pequeños nobles buscaban una oportunidad para apoderarse de los bienes y las improductivas tierras de la Iglesia Católica. La pequeña nobleza aprovechó las ideas de los humanistas, que criticaban las excesivas riquezas, pompas y boatos de la Iglesia Católica, para proclamar que ella no tenía necesidad de propiedades e intentar quedarse con sus cuantiosas riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar y aprovechar las convulsiones reformadoras. Además existía la figura del Emperador del Sacro Imperio, uno de los poderes universales forjados en mutua competencia durante la Edad Media (el otro era el Papa), cuyo poder efectivo dependía de su capacidad de hacerse obedecer en cada uno de los territorios, prácticamente independientes, y antes de eso de ser elegido por los príncipes electores, unos laicos y otros eclesiásticos. También disponía de unas funciones de dimensión religiosa indudable, que le permitía incluso convocar Dietas con contenido organizativo e incluso doctrinal, como Carlos V hizo de hecho durante todo el proceso de la Reforma. Para algunos autores, la postura recelosa de los pueblos germánicos desde la alta Edad Media (Concilio de Frankfurt, 794, frente al Concilio de Nicea II, 787) se había expresado también en esas luchas entre pontificado e imperio, 1 de una forma incluso protonacionalista, en la que Roma era vista como "« … el último de los imperios paganos de la profecía y la representación del reino terrenal, en tanto que la monarquía franca –por ejemplo- poseía la superior dignidad de rector y guía del pueblo de Dios. »."2
promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia Católica en el control del gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la autoridad judicial. Las indulgencias En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias. (que eran un tipo de documento que aseguraba la salvacion) Muchos consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de prácticas anticristianas fomentadas por el clero católico, pero será Lutero el primero que expondrá públicamente su opinión contraria a la venta de indulgencias y a toda la doctrina que la sustentaba. Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma Protestante. Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia Católica. En algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la misma Iglesia Católica. Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra lo que ellos consideraban prepotencia de la Iglesia de Roma. Lutero arriesgaba además su vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la hoguera. La Reforma Luterana [editar]
El fundador de la Reforma protestante fue el monje católico agustino alemán Martín Lutero, quien ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos.
Al principio, la Iglesia Católica no dio demasiada importancia a las ideas de Lutero, ni a sus ataques contra la doctrina de salvación por las obras, pero muy pronto tuvo que reaccionar ante las noticias que llegaban de Alemania, de que gran parte de la gente estaba desafiando el dominio de la Roma papal.
En el convento católico, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia. A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador germánico en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la supremacía en los asuntos temporales y terrenales. Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio Germánico, que aumentaron durante los siglos XIV y XV. La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con la
Lutero continuó atacando la venta de indulgencias y la doctrina que sustentaba tal práctica mediante escritos que la imprenta difundía por toda Alemania. Lutero hacía un llamamiento a la nobleza alemana para que negase obediencia al Papa y apoyase una reforma de la Iglesia Católica alemana; afirmaba también, de acuerdo a su interpretación de la Biblia, que todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba la autoridad suprema del Papa sobre la cristiandad universal. Lutero criticaba así mismo los numerosos sacramentos de la Iglesia Católica, reduciéndolos a solo dos, que el pensaba eran bíblicamente fundamentados y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la Iglesia Católica. Esto iba más allá de la doctrina de la salvación por la fe y suponía una auténtica amenaza para la Roma papal. Finalmente, el Papa declaró a Lutero un hereje y lo excomulgó, es decir, lo dejó separado de la comunidad de la Iglesia Católica.
Martín Lutero, por Lucas Cranach.
En 1521, el recién elegido emperador Carlos V convocó una Dieta (asamblea de todas las autoridades del imperio) en la ciudad de Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la Dieta para explicar su postura. Muchos advirtieron a Lutero que se trataría de una trampa, pero Lutero estaba decidido a acudir pese a todos los peligros. La Dieta se celebró y Lutero expuso su doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no quedó convencido por Lutero y, en cambio, hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de la Iglesia Católica. A partir de entonces, la dinastía de los Habsburgo se convertirá en la primera defensora de la Iglesia Católica contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de España, la defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española, durante siglos. La Dieta terminó y Lutero se dispuso a regresar a Wittenberg, pero en el camino de vuelta, fue secuestrado por agentes de Federico III de Sajonia, que quería protegerle y que lo escondió con nombre falso en el castillo de Wartburg. El duque quería salvar a Lutero de posibles maniobras de la Iglesia Católica, por lo que Lutero tuvo que quedarse en el castillo y aprovechó ese tiempo para realizar su primera traducción al alemán de la Biblia. Mientras Lutero estaba escondido, sus partidarios empezaron a interpretar sus doctrinas, en un sentido que Lutero no había previsto, como producto de la doctrina de Lutero de la interpretación libre de las Escrituras. Varios seguidores de Lutero (pronto serían rechazados por el propio Lutero y denominados "reformadores radicales") comenzaron a decir que se debían destruir todas las pinturas, estatuas e imágenes religiosas, que los sacerdotes tenían el deber de casarse, y no sólo afirmaban que la iglesia cristiana no debía tener propiedades, sino, según sus interpretaciones de la Biblia, que todos los cristianos debían tener las mismas propiedades y que, por lo tanto, se debía abolir la propiedad privada y repartir todos los bienes entre los integrantes de la comunidad cristiana. La alta nobleza reunió un gran ejército que derrotó brutalmente a estos protestantes sublevados en una sola batalla. La represión fue durísima y miles de protestantes fueron ejecutados con extrema crueldad; entre los ejecutados se encontraba el dirigente más importante de esta reforma radical, Thomas Müntzer. Lutero apoyó desde un primer momento a la nobleza, ya que pensaba que su autoridad era legítima y que su apoyo era indispensable para el triunfo de la reforma de la iglesia cristiana. Durante estos años, Carlos V no pudo intervenir en Alemania, pues prosiguió sus guerras contra Francia y sus campañas contra los turcos, pero en 1529 consiguió un periodo de paz con Francia que le permitió ocuparse de la situación religiosa en Alemania. En 1529, Carlos V convoca una Dieta en la ciudad de Spira y en ella intenta convencer a los nobles que se han convertido al luteranismo, para que se sometan a la autoridad del Papa, pero los príncipes y señores luteranos se niegan y protestan en la convocatoria de la Dieta, y a causa de esta protesta los católicos comenzarán a a llamarlos con el nombre de Protestantes. En 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella intentó conseguir que los luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una doctrina cristiana común que superase la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo Philipp Melanchthon. Los esfuerzos de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, Melanchthon se negó a cualquier acuerdo y en su lugar los protestantes
redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la que exponían sistemáticamente todos los principios de su doctrina. Los partidarios del Papa seguirían pronto su ejemplo, redactando también su compendio doctrinal, de modo que la cristiandad occidental se había dividido irremediablemente. El emperador Carlos V en Mühlberg por Tiziano. Lutero muere en 1546 mientras Carlos V preparaba en Alemania una campaña contra la liga de Esmalcalda, defensora del protestantismo. Carlos V presentó su campaña no como una guerra contra los protestantes, sino como un castigo contra los nobles que se habían rebelado contra su emperador; en su ejército había sobre todo tropas españolas, pero también nobles protestantes que no se habían unido a la liga y que permanecían fieles a Carlos V. El ejército de Carlos V derrotó a la liga de Esmalcalda en 1547 en la gran batalla de Mühlberg. Parecía que el triunfo de Carlos V era total y toda Sajonia fue ocupada por las tropas del emperador germánico. Carlos V se proponía ahora encontrar una solución a la división religiosa de Alemania, pero su triunfo había asustado a todos los nobles de Alemania, tanto a los católicos como a los protestantes, que temían que el emperador se volviera demasiado poderoso. Todos estos nobles van a formar posteriormente en secreto una alianza contra Carlos V anulando las ventajas conseguidas por la victoria de Mühlberg. En un momento en que Carlos V se encontraba en Alemania sin tropas españolas, los nobles alemanes se rebelan contra él y el emperador tuvo que escapar hacia Italia, mientras su poder y autoridad se derrumbaban en Alemania. Carlos V se vio obligado a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó la paz de Augsburgo. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que quisiera sin que el emperador lo pudiese impedir (eius regio cuius religio), sin embargo, todos los vasallos de un noble tenían que tener la misma religión. Finalizaba así el sueño de Carlos V de mantener la unidad religiosa en sus dominios. La Contrarreforma Católica [editar] Artículo principal: Contrarreforma Católica Durante casi 20 años, la Iglesia Católica había visto cómo gran parte de los católicos se peleaban entre ellos en Europa y sus obispos, dejaban de reconocer al Papa como Primus inter pares o como máxima autoridad de la Iglesia Católica, y se separaban de Roma incluso algunos cardenales, en consecuencia, hubo muchos partidarios de Roma que requerían una reacción de su Iglesia Católica, que mejorase sus costumbres y corrigiera los errores que habían alimentado la Reforma Protestante. A esta reacción de la Iglesia Católica contra el protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma Católica (aunque escritores católicos prefieren el término "Reforma Católica").
Aunque muchos creían que era necesario reformarse, no sabían el modo de hacerlo. Pronto, se llegó a la idea de que la mejor solución era convocar a un Concilio donde se pudiesen discutir las posibles reformas. Carlos V presionaba también a los Papas para que se convocase ese concilio con la esperanza de que la Iglesia Católica volviese a existir unificada, pero los Papas desconfiaban de las pretensiones políticas de Carlos V en Italia y no convocaron este concilio sino hasta 1545, reunión que será conocida como Concilio de Trento. Las sesiones del Concilio de Trento van a durar casi 17 años, ya que fueron interrumpidas muchas veces, varios Papas se sucedieron en Roma y cuando dicho concilio finalizó, en 1562, ya había muerto Carlos V. El Concilio de Trento se desarrolló sin la participación de los católicos adherentes al emergente protestantismo (aunque fue Lutero quien primero propuso la necesidad de un concilio, en 1518), en muchos casos ellos mismos se negaron a participar, creando así una nueva Iglesia Católica, e intentándose librar de los errores anteriores: se cuidó la formación de los obispos, se establecieron medidas de disciplina para los sacerdotes y se crearon seminarios para que los nuevos sacerdotes tuvieran una preparación religiosa adecuada para poder enseñar una fe católica. Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina milenaria católica frente a las protestantes: • Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la Sagrada Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia Católica que junto con la Biblia hacen parte del único depósito de la fé). • La salvación es por gracia de Dios mediane la fe y las obras juntas (Decreto de la Justificación). • La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. • La veneración a las imágenes iconográficas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas al culto cristiano de María (madre de Jesús) como vírgen y a los Santos fueron confirmadas como práctica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una enorme importancia en el desarrollo del arte en las iglesias católicas europeas, el llamado arte barroco será las expresión artística de la Contrarreforma Católica, con gran abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica. • Se unificaron los ritos de la Iglesia Católica Occidental en uno solo, la Misa tridentina. La Contrarreforma Católica alimentó un renacer en la Roma papal, impulso que se manifestó en el reavivamieto de antiguas órdenes religiosas, como la Orden de los carmelitas descalzos, reformada en España por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los dos grandes escritores místicos de la Península Ibérica.
Pero la orden religiosa que más ayuda prestó a la Contrarreforma Católica fue la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, de la que se distinguieron varios teólogos participantes en el Concilio de Trento. La Reforma Protestante en Inglaterra [editar] Comenzó con la difusión en la isla de los primeros escritos de Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y otros reformadores continentales. Además, la tradición de John Wyclif, reformador medieval, probablemente aún ejercía influjo en ciertos sectores de la Iglesia de Inglaterra. Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó por los problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor) por el Papa León X tras publicar "La Defensa de los Siete Sacramentos" (1521), donde argumentaba con vehemencia a favor de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de Inglaterra se haya separado de la Iglesia de Roma a mediados del siglo XVI, no por aceptar o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa del rey Enrique VIII. Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de Inglaterra tras decretar el Acta de supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la Iglesia Católica en beneficio de la Corona Real. Al sucederle su hijo Eduardo con el nombre de Eduardo VI, con apenas 9 años de edad, se produjeron los primeros avances efectivos de la Reforma en la Iglesia de Inglaterra, pues se redactó el primer Libro de Oración Común, que introdujo, gracias al trabajo del Arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ciertos cambios menores en la doctrina y sobre todo en la forma de celebrar la misa. Este libro fue la primera expresión concreta de la Reforma en la Iglesia de Inglaterra. En 1553, Eduardo VI muere a la edad de 15 años, dejando como sucesora a Jane Grey (coronada el 10 de julio de 1553), quien gobernó solo unos días. Se produjo una breve guerra de sucesión hasta que se impuso como reina (con el apoyo de la mayoría) María I de Inglaterra, quien rápidamente abrogó las reformas religiosas introducidas durante el reinado de Eduardo VI y sometió nuevamente a obediencia papal a la Iglesia de Inglaterra, en noviembre de 1554. Restablecido el catolicismo, el Acta de Supremacía y el Libro de Oración Común fueron suprimidos y se nombraron nuevos obispos, se persiguió a los partidarios de la independencia de la Iglesia de Inglaterra (ya conocidos como anglicanos) y algunos de ellos acabaron en la hoguera (no todos eran favorables a la reforma religiosa).
María murió en 1558 a los 42 años de edad y sin hijos, por lo que su media hermana, Isabel I de Inglaterra fue proclamada reina. Isabel asumió el trono de Inglaterra tratando de mantener la unidad nacional por sobre las diferencias religiosas, por lo que no mostró inicial apoyo a ninguno de los bandos en disputa (protestantes y católicos), sin embargo, la política internacional y especialmente las conspiraciones y rebeliones, la hicieron dar cada vez más apoyo al bando protestante. Isabel restauró el Acta de Supremacía, por lo que los obispos partidarios de la supremacía católica fueron depuestos y sustituídos, proclamó luego el Acta de Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de la Iglesia de Inglaterra a utilizar el Libro de Oración Común (con aquellos pequeños cambios introducidos por Cranmer) con su texto en inglés y no en latín. Todo ello dio espacio para la difusión de las ideas de la Reforma Protestante en Inglaterra, no obstante la moderación que en general siguió teniendo la Iglesia de Inglaterra al conservar casi intacta su tradición medieval. Isabel I persiguió cruelmente a los católicos durante su reinado. La Reforma Protestante en Suiza La parte central del Monumento Internacional de la Reforma, en Ginebra, Suiza, recuerda el legado de Guillaume Farel, Juan Calvino, Teodoro de Beza y John Knox. En Suiza también se van a separar algunos territorios de la iglesia Católica; las ideas de Lutero llegaron muy pronto a Suiza y pronto aparecieron una serie de predicadores que criticaban la corrupción de la iglesia y defendían la creación de una "iglesia" distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque compartía muchas de las ideas de Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva "iglesia" cristiana y rechazaba el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el mismo Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte cuando Zwinglio muere en un combate contra los suizos católicos. Pero el principal foco de la reforma en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra, gracias a la actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la reforma protestante. En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos expulsando a los sacerdotes católicos pero estos reformadores no sabían como organizar la nueva "iglesia" que pretendían crear ni tampoco tenían claro que nueva doctrina querían establecer, por lo que llamaron a una figura de prestigio dentro del campo protestante, que supiera como organizar la nueva iglesia y diera un contenido religioso claro, llamaron a la ciudad a Juan Calvino. Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades entre ellas la de París; aunque al principio acepta algunas de las ideas luteranas, pero muy pronto piensa que Lutero ha conservado demasiadas cosas de la Iglesia Católica que debían ser destruidas. Calvino también piensa que el hombre debe acceder a la fe por medio de la lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos los sacramentos de la Iglesia incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las imágenes debían ser eliminadas de los templos
religiosos. Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes religiosos debían ser pastores elegidos por la consagración; pero la teoría religiosa más importante que Calvino predicó como producto de su libre interpretación de la Biblia es la Predestinación: según esta teoría el hombre por sí mismo no puede hacer nada para alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes de nacer Dios ya ha elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no pude hacer nada para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres elegidos para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que tiene riquezas y éxito material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios. Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que huir del Reino y refugiarse en el extranjero, pero ya empezaba a ser conocido entre los protestantes europeos como un hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen organizador que sabía dirigir a los hombres, y por esta razón fue llamado por los protestantes de Ginebra. Cuando Calvino llega a Ginebra, pronto toma la decisión de que si quiere imponer una nueva "iglesia" que adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la ciudad; intenta dar órdenes al consejo municipal que termina por expulsarle de Ginebra. Sin embargo, la situación en Ginebra seguía sin aclararse, las autoridades de la ciudad eran incapaces de organizar una "iglesia" nueva y Calvino seguía teniendo partidarios en la ciudad; estos partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para que permita el regreso de Calvino a Ginebra con la promesa de que no se entrometerá en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades cometen el error de autorizar el regreso de Calvino a Ginebra. En 1541. Calvino ha aprendido la lección y ha comprendido que no puede manifestar abiertamente su deseo de controlar políticamente la ciudad; sin embargo, no renuncia, a hacerse con el poder de Ginebra que para él era indispensable para fundar su nueva iglesia. Durante doce años Calvino va a llevar a cabo una paciente labor para ganarse partidarios en el gobierno de la ciudad, aumentar su influencia en Ginebra hasta que llegase el día en que el gobierno y todas sus instituciones estuvieran bajo su control. Cuando ya Calvino está a punto de controlar el gobierno se produce la ejecución en la hoguera del español Miguel Servet. Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía curiosidad por todas las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y la religión; como muchos hombres de su tiempo estaba descontento con la Iglesia Católica y rechaza la doctrina católica milenaria. Servet desarrolló sus propias ideas religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo tenía naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del cristianismo, que la iglesia había condenado por herética en el S.IV y que todos los protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las universidades sas y llegó también a estudiar en la de Paris donde conoció a Calvino. Allí Calvino comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español al que consideraba un peligroso hereje.
A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se instaló como médico en una localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo éxito como médico y llegó a adquirir una respetable situación económica y fue en esos años cuando descubrió la circulación de la sangre. Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió un libro sobre sus doctrinas acerca de Jesucristo que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.
más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox que consiguió que toda Escocia se convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el único país donde el calvinismo se convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en Holanda y hubo importantes minorías calvinistas en Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de hugonotes. REFORMA encarta
Pero Servet cometió el error de escribir a Calvino en Ginebra enviándole ejemplares de su libro y Calvino en una carta lo denuncia a la inquisición sa católica. Sin embargo, Servet tenía amigos que le protegieron y que le ayudaron a ocultar su imprenta y la inquisición católica renunció a investigar, pero Calvino envió las cartas que el propio Servet había escrito; las cartas eran una prueba irrefutable de que aquel médico era el español Miguel Servet. La inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución sus amigos ayudan a Servet a escapar. Pero Servet no sabe la influencia política que Calvino tiene en Ginebra y comete el tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad creyendo que allí estaría seguro; en Ginebra, Calvino lo reconoce y consigue que las autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere que se juzgue a Servet y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la ciudad y el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la ciudad que se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la muerte en la hoguera, un ejemplo claro de la "inquisicíón protestante", que perseguía y ejecutaba a los que consideraba "herejes". La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se habían refugiado en Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y escaparon de la ciudad; el más famoso de estos refugiados fue Sebastián Castalión que desde el extranjero denunció a Calvino por la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho del hombre a tener sus propias opiniones; Castalión es considerado el padre de la libertad de pensamiento en Europa. Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con el gobierno de la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno municipal y algunos de ellos ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de Calvino. Calvino quiso hacer de Ginebra, la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso obligar a sus habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron todos los bailes, se prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos y representaciones teatrales, se cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las borracheras, todos debían ser buenos cristianos a la fuerza. Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada sólo al trabajo y a la oración. Pero Calvino quería extender toda su comunidad cristiana por toda Europa y en Ginebra se fundaron escuelas calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la ciudad; estos extranjeros debían regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina calvinista. El
INTRODUCCIÓN Reforma, movimiento religioso surgido en el siglo XVI en el ámbito de la Iglesia cristiana, que supuso el fin de la hegemonía de la Iglesia católica y la instauración de distintas iglesias ligadas al protestantismo. La Reforma, precedida por la cultura del renacimiento y, de alguna forma, seguida por la Revolución sa, alteró por completo el modo de vida de Europa occidental e inició la edad moderna. Aunque se inició a principios del siglo XVI, cuando Martín Lutero desafió la autoridad papal, las circunstancias que condujeron a esa situación se remontan a fechas anteriores y conjugan complejos elementos doctrinales, políticos, económicos y culturales. CONDICIONES QUE PRECEDIERON A LA REFORMA A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la supremacía en los asuntos temporales y terrenales. Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio, que aumentaron durante los siglos XIV y XV. La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia en el control del gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la autoridad judicial. El reformador religioso inglés del siglo XIV John Wycliffe atacó con audacia al propio Papado, arremetiendo contra la venta de indulgencias, las peregrinaciones, la excesiva veneración a los santos y los bajos niveles morales e intelectuales de los sacerdotes. Para hacer llegar sus ideas a individuos de cualquier extracción social, tradujo la Biblia al inglés y comenzó a predicar en esta lengua y no en latín. Sus enseñanzas se extendieron a Bohemia, donde encontraron un fuerte partidario en Jan Hus. La ejecución de Hus por herejía, en 1415, desencadenó casi de inmediato el estallido de las denominadas Guerras Husitas, que revelaron una violenta expresión del nacionalismo bohemio nunca suprimido por completo, a pesar de las duras campañas represivas emprendidas por las fuerzas combinadas del Emperador y del Papa. Estas luchas fueron precursoras de la guerra civil religiosa que tuvo lugar en Alemania ya en tiempos de Lutero. En Francia, en 1516, un concordato entre el Rey y el Papa puso a la Iglesia sa, de forma sustancial, bajo la autoridad regia. Los concordatos firmados con otras monarquías nacionales también prepararon el camino para la aparición de iglesias nacionales.
Ya en el siglo XIII, el Papado se había hecho vulnerable a los ataques y reproches de los reformistas, debido a la codicia, inmoralidad e ignorancia de muchos de sus en todas las esferas de su jerarquía. Las extensas posesiones de la Iglesia, libres de cargas, que constituían, según cálculos diversos, entre una quinta y una tercera parte de todas las tierras de Europa, estimularon el resentimiento por parte del campesinado. La llamada cautividad de Babilonia que vivieron los papas durante el siglo XIV, cuando tuvieron su sede en Aviñón, y el consiguiente Gran Cisma de Occidente, provocaron graves perjuicios en la autoridad de la Iglesia y dividieron a sus partidarios en seguidores de uno u otro papa. Los de la Iglesia reconocieron la necesidad de afrontar una reforma interna. En el Concilio de Constanza (1414-1418) se debatieron ambiciosos programas que proponían la reorganización de la totalidad jerárquica, pero ningún proyecto consiguió un apoyo mayoritario y no se instituyó ningún cambio radical. El humanismo, la revitalización de la formación clásica y la inquietud doctrinal y especulativa, que comenzaron a desarrollarse en el siglo XV en Italia, desplazaron al escolasticismo como filosofía principal en Europa occidental y privaron a los líderes de la Iglesia del monopolio sobre la enseñanza que antes habían ostentado. Los legos estudiaban literatura antigua y eruditos de la categoría del humanista italiano Lorenzo Valla evaluaron de forma crítica las traducciones de la Biblia y otros documentos que eran la base del dogma y de la tradición de la Iglesia. La invención de la imprenta con tipos de metal móviles incrementó en gran medida la circulación de los libros y extendió las ideas de renovación espiritual por toda Europa. Los humanistas que vivían fuera de Italia, como Erasmo de Rotterdam en los Países Bajos, John Colet y Tomás Moro en Inglaterra, Johann Reuchlin en Alemania y Jacques Lefèvre d’Étaples en Francia, aplicaron nuevas normas a la evaluación de las prácticas de la Iglesia y al desarrollo de un conocimiento más preciso de las Escrituras. Estos eruditos estudios sentaron las bases sobre las que Martín Lutero y Juan Calvino reivindicaron que la única autoridad religiosa posible era el juicio individual aplicado al estudio de la Biblia. MOVIMIENTOS NACIONALES La Reforma protestante fue emprendida en Alemania por Lutero en 1517, al publicar sus 95 Tesis, que desafiaban la teoría y la práctica de las indulgencias papales. ALEMANIA Y LA REFORMA LUTERANA Las autoridades papales ordenaron a Lutero que se retractara y se sometiera a la autoridad de la Iglesia, pero él replicó con mayor radicalidad, haciendo un llamamiento a la reforma, atacando el sistema sacramental y recomendando que la religión se mantuviera en la fe individual basada en las normas contenidas en la Biblia. Amenazado de excomunión por el Papa, Lutero quemó ante sus seguidores, en la plaza pública, la bula o decreto papal de excomunión y con ella un volumen de la ley del canon. Este acto de desafío simbolizaba una ruptura definitiva con todo el sistema de la Iglesia católica. En un intento por frenar las revueltas, el emperador Carlos V y los príncipes alemanes y eclesiásticos se reunieron en 1521 en la Dieta de Worms e instaron a Lutero a retractarse. Éste se negó una vez más y fue declarado fuera de la ley. Durante casi un año permaneció escondido, escribiendo panfletos en los que exponía sus principios y traduciendo el Nuevo Testamento al alemán. Aunque sus obras habían sido prohibidas por edicto imperial, fueron distribuidas en público y se convirtieron en poderosos instrumentos para hacer de las grandes ciudades alemanas importantes centros del luteranismo.
El movimiento reformista se extendió vertiginosamente entre el pueblo, y cuando Lutero abandonó su retiro, fue recibido en su casa en Wittenberg como un líder revolucionario. Los territorios alemanes del Imperio se habían dividido, de forma inapelable, por motivos religiosos y económicos. Aquellos que estaban más interesados en preservar el orden tradicional, como el Emperador, algunos príncipes y el alto clero, apoyaron a la Iglesia católica. El luteranismo estaba apoyado, principalmente, por los príncipes del norte de Alemania, el bajo clero, los comerciantes y amplios sectores del campesinado, que aprovecharon la situación como una oportunidad para obtener una mayor independencia tanto de las esferas religiosas como de las económicas. Las Guerras Campesinas (1524-1526) fueron un reflejo de esta tentativa. Los campesinos intentaron mejorar su mísera situación económica y, así, sus reivindicaciones, que contenían algunos puntos defendidos por Lutero desde el punto de vista religioso, invocaban la emancipación del número de servicios reclamado por los terratenientes, tanto seglares como eclesiásticos. Lutero desaprobó la utilización de sus doctrinas para justificar una revuelta social y, aunque en un principio procuró buscar una salida pacífica al conflicto, pronto se volvió contra los campesinos y en su panfleto Contra las hordas de campesinos asesinos y ladrones (1525), les condenó por recurrir a la violencia. Esto le valió ganarse el apoyo de numerosos de la nobleza. Los campesinos fueron derrotados, pero la escisión producida entre los católicos y los luteranos se incrementó. En 1526 se alcanzó un mínimo compromiso, al conceder el Emperador que los estados reglamentasen, sólo en sus dominios, la cuestión religiosa. En la Dieta de Spira (1529), la mayoría católica logró revocar el anterior acuerdo, lo que hizo que los luteranos elevaran hasta el Emperador su más enérgica protesta. Desde entonces se les empezó a llamar protestantes, denominación que, posteriormente, se extendió a todos los grupos reformistas opuestos al dirigismo de Roma. En 1530, el erudito y reformista religioso alemán Philip Melanchthon concibió un estatuto de la fe y los dogmas luteranos, conocido como Confesión de Augsburgo, que fue sometida al emperador Carlos V y a la facción católica. Aunque no consiguió reconciliar las diferencias entre los católicos y los luteranos, se estableció como fundamento y credo de la nueva Iglesia luterana. Las guerras contra Francia y los turcos impidieron durante un tiempo que Carlos V dirigiera sus ejércitos contra los luteranos. Pero en 1546 el Emperador quedó libre de compromisos internacionales y, tras aliarse con varios príncipes alemanes como el duque Mauricio de Sajonia, declaró la guerra a la Liga de Esmalcalda, constituida por los príncipes protestantes. Las fuerzas católicas tuvieron éxito al principio, derrotando a los protestantes en la batalla de Mühlberg. No obstante, tras pasarse Mauricio de Sajonia a las filas protestantes, obligó a Carlos V a firmar la paz. Este conflicto, motivado por cuestiones religiosas y que terminó por convertirse en una guerra civil entre los distintos príncipes del Imperio, terminó con la Paz de Augsburgo (1555). Sus términos declaraban que cada uno de los príncipes del Imperio podría elegir entre el catolicismo y el luteranismo como religión de su territorio, a la que deberían adscribirse todos sus súbditos. El luteranismo, profesado por casi la mitad de la población alemana, consiguió finalmente ser reconocido de modo oficial. De tal manera que el antiguo concepto de comunidad cristiana, unida en el terreno religioso en Europa occidental bajo la suprema autoridad del papa, fue desbancado. ESCANDINAVIA En los países escandinavos, la Reforma tuvo lugar de forma pacífica a la vez que el luteranismo se extendía hacia el norte desde Alemania. Las monarquías de Dinamarca y
Suecia patrocinaron el movimiento reformista y rompieron por completo con el Papado. En 1536, una asamblea nacional celebrada en Copenhague abolió la autoridad de los obispos católicos en toda Dinamarca. En este mismo sentido, Cristián III, rey de Dinamarca y Noruega, instó a Johann Bugenhagen, reformador religioso alemán y amigo de Lutero, para que organizara una Iglesia nacional luterana en Dinamarca, siguiendo las premisas de la Confesión de Augsburgo. En Suecia, los hermanos Olaus y Laurentius Petri dirigieron el movimiento encaminado a adoptar el luteranismo como religión oficial del Estado, lo que ocurrió en 1529 con el apoyo del rey Gustavo I Vasa y la Asamblea nacional sueca. SUIZA El temprano movimiento reformador suizo, contemporáneo del alemán, fue conducido por el teólogo Ulrico Zuinglio, quien en 1518 efectuó una vigorosa denuncia de la venta de indulgencias. Zuinglio expresó su oposición a los abusos de la autoridad eclesiástica mediante sermones y discursos públicos en la plaza del mercado y ante el Consejo de la ciudad de Zurich. Al igual que ya manifestó Lutero, Zuinglio consideraba la Biblia como única fuente de autoridad moral y se esforzó por eliminar todas aquellas fórmulas y costumbres católicas no fundamentadas en las Escrituras. Desde 1523 hasta 1525, bajo su liderazgo, en Zurich fueron quemadas reliquias, prohibidas las procesiones, así como la adoración a las imágenes y a los santos, liberados los sacerdotes y monjes de sus votos de celibato y reemplazada la misa por un rito eucarístico más sencillo. Estos cambios, mediante los que la ciudad se rebeló contra la Iglesia católica, fueron realizados por medio de medidas legales adoptadas en votaciones del Consejo de Zurich. Los principales defensores de estas innovaciones, los comerciantes, expresaron así su independencia de la Iglesia de Roma y del Sacro Imperio. Otras ciudades suizas, como Basilea y Berna, adoptaron reformas análogas, mientras que el conservador campesinado de otros cantones se mantuvo fiel al catolicismo. Al igual que en Alemania, la autoridad del gobierno central era demasiado débil para reforzar la conformidad religiosa y prevenir la guerra civil. Estallaron dos breves conflictos entre los cantones protestantes y los católicos en 1529 y en 1531. En el segundo de éstos, que tuvo lugar en Kappel, Zuinglio fue asesinado. Tras establecerse la paz, cada cantón fue autorizado a elegir su religión. El catolicismo prevaleció en las regiones montañosas del país y el protestantismo en las grandes ciudades y valles fértiles. Esencialmente, esta misma división persiste hoy en día. En la generación que sucedió a la de Lutero y Zuinglio, la figura dominante de la Reforma fue Juan Calvino, teólogo protestante francés que huyó de la persecución religiosa en su país y, en 1536, se estableció en la nueva e independiente República de Ginebra. Calvino lideró la estricta instauración de las medidas de reforma instituidas tiempo atrás por el Consejo de la ciudad de Ginebra e insistió en promulgar otras nuevas, incluyendo el canto de los salmos congregacionales como parte del culto eclesiástico, la enseñanza del catecismo y la confesión de fe de los niños, el establecimiento de una severa disciplina moral en la comunidad por parte de pastores y de la Iglesia y la excomunión de pecadores notables. La organización de la Iglesia de Calvino se inspiraba en modelos democráticos e incorporó ideas de gobierno representativo. Pastores, profesores, presbíteros y diáconos fueron elegidos para ocupar puestos oficiales por los de la congregación. Aunque la Iglesia y el Estado estaban oficialmente separados, lo cierto es que cooperaban de forma tan estrecha que Ginebra era de hecho una teocracia. Para reforzar la disciplina de la moral, Calvino instituyó una rígida inspección de conducta familiar y organizó un consistorio, compuesto de pastores y legos, con grandes poderes sobre la comunidad. El vestido y
comportamiento personal de los ciudadanos estaban prescritos hasta el más mínimo detalle. Bailar, jugar a las cartas, a los dados y otras diversiones quedaron prohibidas, mientras que la blasfemia y la obscenidad fueron castigadas con severidad. Bajo este rígido régimen, los disidentes fueron perseguidos e incluso condenados a muerte. Tal fue el caso del humanista español Miguel Servet. Para animar a la lectura y comprensión de la Biblia, se proporcionó a todos los ciudadanos una educación elemental. En 1559, Calvino fundó una universidad en Ginebra que fue famosa por la formación de pastores y profesores. Más que ningún otro reformador, Calvino organizó las diversas interpretaciones del pensamiento protestante en un sistema claro y lógico. La difusión de sus obras, su influencia como pedagogo y su gran habilidad para estructurar la Iglesia y el Estado en los términos de la Reforma, despertaron la atención internacional e imprimieron a las Iglesias reformadas de Suiza, Francia y Escocia, el profundo sello del calvinismo, tanto en la teología como en lo referente a su organización. FRANCIA La Reforma fue iniciada en Francia, a principios del siglo XVI, por un grupo de místicos y humanistas que se reunían en Meaux, cerca de París, bajo el liderazgo de Lefèvre d’Étaples. Como Lutero, Lefèvre d’Étaples estudió la Epístola a los romanos de san Pablo y fundamentó sobre esa lectura su creencia en la salvación por la sola fe individual; negó también el dogma de la transubstanciación. En 1523 tradujo el Nuevo Testamento al francés. En un principio, sus obras fueron bien recibidas por los representantes de la Iglesia y el Estado, pero conforme comenzaban a extenderse por Francia las doctrinas radicales de Lutero, la obra de Lefèvre d’Étaples fue considerada pareja de aquella y él y sus seguidores fueron declarados proscritos. Muchos protestantes influyentes huyeron de Francia y se asentaron en Suiza, hasta que consiguieron reforzarse en número y filosofía gracias al conocimiento de la reforma calvinista llevada a cabo en Ginebra. Más de 120 pastores educados en Ginebra por Calvino regresaron a Francia antes de 1567 para ganar prosélitos al protestantismo. En 1559, los delegados de 66 iglesias reformadas sas se reunieron en un sínodo nacional que tuvo lugar en París, para redactar una confesión de fe y una regla disciplinaria basadas en las puestas en práctica en Ginebra. De ese modo se organizó la primera Iglesia nacional protestante de Francia. Sus fueron conocidos como hugonotes. A pesar de todos los esfuerzos para suprimirlos, los hugonotes se convirtieron en una comunidad gigantesca y la división del país entre facciones protestantes y católicas condujo a las denominadas guerras de Religión sas (1559-1598). Uno de los capítulos más trágicos de esta lucha fue la masacre de la Noche de San Bartolomé, durante la cual fueron asesinados un gran número de protestantes. Durante el reinado de Enrique IV los hugonotes se impusieron durante un breve periodo, pero, dado que más de una novena parte de los ses seguía siendo católica, el rey pensó en la necesidad urgente de convertirse al catolicismo y afianzarse en el trono. Sin embargo, siguió protegiendo a sus seguidores hugonotes y proclamó, en 1598, el Edicto de Nantes, que otorgó la libertad religiosa parcial a los hugonotes. El Edicto fue revocado en 1685 por Luis XIV y el protestantismo fue, de hecho, erradicado del país. PAÍSES BAJOS El protestantismo fue bien acogido en los Países Bajos por la burguesía, clase social que se había desarrollado como tal durante la edad media. El emperador Carlos V, con mayor poderío militar en este territorio que en los territorios alemanes, intentó frenar la expansión de las doctrinas protestantes, quemando en las plazas públicas los libros de Lutero e instituyendo la Inquisición en 1522. Sin embargo, estas medidas no tuvieron éxito y, hacia
mediados del siglo XVI, el protestantismo estaba muy asentado en las provincias septentrionales; las provincias meridionales (en el actual territorio belga) permanecieron, de forma predominante, fieles al catolicismo. La mayoría de los neerlandeses se unieron al calvinismo, que sirvió para afianzar su nacionalismo contra sus dirigentes católicos españoles. La guerra de los Países Bajos se inició en 1566 y no finalizó hasta 1648, cuando España, en la Paz de Westfalia, reconoció de forma oficial como Estado independiente a las Provincias Unidas, nombre con el que se habían constituido las provincias del norte en 1579. ESCOCIA La Reforma surgió en Escocia entre algunos sectores de la población ya hostiles a la Iglesia católica. El clero católico ya había sido desacreditado en el siglo XV por los lolardos, seguidores de las doctrinas de John Wycliffe. Los mercaderes y la pequeña nobleza se mantuvieron muy activos para continuar con la reforma religiosa, que sirvió también como vehículo para conseguir la autodeterminación nacional y la independencia de Inglaterra y Francia. En consecuencia, el protestantismo se expandió con rapidez a pesar de las medidas represivas de la monarquía procatólica de Escocia. El primitivo movimiento religioso reformador, iniciado por líderes como el mártir Patrick Hamilton, se encontró de pronto bajo influencia luterana. La verdadera revolución, conseguida bajo el liderazgo de John Knox, discípulo de Calvino, implantó el calvinismo como religión nacional de Escocia. En 1560, Knox persuadió al Parlamento escocés para que adoptara una confesión de fe y un libro disciplinario siguiendo el modelo establecido en Ginebra. Con posterioridad, el Parlamento creó la Iglesia de Escocia, presbiteriana, y proporcionó fondos para su gobierno, que se sustituyó mediante sesiones de un kirk (iglesia) local y mediante una asamblea general que representaba a las iglesias locales de todo el país. María I Estuardo, reina católica de Escocia, intentó desbancar a la nueva iglesia protestante, pero después de una lucha de siete años, ella misma se vio obligada a abandonar el país. El calvinismo triunfó en Escocia, excepto en unos pocos distritos del norte, donde se impuso con fuerza el catolicismo, en particular entre las familias nobles. INGLATERRA La revuelta inglesa contra Roma se diferenció de las insurrecciones de Alemania, Suiza y Francia en dos aspectos. En primer lugar, Inglaterra era un Estado en el sentido moderno de la palabra, con un gobierno central fuerte; así pues, en vez de dividir el país en facciones regionales o partidos y desembocar en una guerra civil, la revuelta fue nacional, es decir que el rey y el Parlamento se unieron para transferir a aquél la jurisdicción eclesiástica que el papa había ejercido con anterioridad. En segundo lugar, mientras que en los países continentales la campaña para la reforma religiosa entre el pueblo precedió y causó la ruptura política con el Papado, en Inglaterra la escisión política se produjo primero como resultado de la decisión personal de Enrique VIII al divorciarse de su primera mujer, y el cambio en la doctrina religiosa tuvo lugar posteriormente durante los reinados de Eduardo VI e Isabel I. Enrique VIII deseaba divorciarse de su mujer, Catalina de Aragón, porque no le había dado un heredero varón y temía que esto supusiera el final de su dinastía. Su matrimonio con Catalina, que se hubiera considerado ilegal bajo la ley eclesiástica, puesto que ella era la viuda del hermano del rey, había sido permitido únicamente por dispensa papal. Enrique VIII adujo que la dispensa papal contravenía la ley eclesiástica y que el matrimonio era por lo tanto nulo. El Papa defendió la validez de la dispensa y se negó a anular el matrimonio, tras lo cual Enrique pidió el consejo de reformadores, de nobles y de las facultades de las grandes universidades europeas.
Ocho facultades universitarias apoyaron su petición. Zuinglio y el teólogo Oecolampadio también consideraron su matrimonio nulo, pero Lutero y Melanchthon lo consideraron legal. El rey aceleró el curso de los acontecimientos al casarse con Ana Bolena en 1533 y dos meses más tarde obtuvo del arzobispo de Canterbury su divorcio de Catalina. Enrique VIII fue excomulgado por el Papa, pero tomó represalias obteniendo en 1534 el permiso del Parlamento para aprobar un acta que nombraba al monarca y a sus sucesores jefes supremos de la Iglesia de Inglaterra, estableciendo así una Iglesia nacional anglicana independiente. Posteriores legislaciones suprimieron los ingresos papales y terminaron con su autoridad política y religiosa en Inglaterra. Entre 1536 y 1539 los monasterios fueron suprimidos y sus propiedades requisadas por el Estado. Enrique VIII no tenía interés en ir más allá de estos cambios, que eran motivados sobre todo por consideraciones políticas más que doctrinales. De hecho, para prevenir la expansión del luteranismo, obligó al Parlamento a aceptar en 1539 la promulgación de un conjunto de edictos conocidos como los Seis Artículos, que convirtió en herético el hecho de negar los principales dogmas teológicos del catolicismo medieval. La obediencia al Papado siguió considerándose, sin embargo, delito. En consecuencia, muchos luteranos fueron quemados por herejía y los católicos que se negaron a reconocer la supremacía eclesiástica del rey también fueron ejecutados. Bajo Eduardo VI, las doctrinas y prácticas protestantes aborrecidas por Enrique VIII fueron introducidas en la Iglesia anglicana. Los Seis Artículos fueron revocados en 1547 y los reformadores continentales, como el alemán Martin Bucero, fueron invitados a predicar en Inglaterra. En 1549, fue publicado el Libro de la Oración Común en lengua vernácula y considerado texto de uso obligatorio para dar unidad al servicio de la Iglesia anglicana. En 1552 se publicó un segundo Libro de Oración y se adoptó un nuevo credo de 42 artículos. Sin embargo, María I intentó restaurar el catolicismo como religión estatal y durante su reinado murieron en la hoguera muchos protestantes. Otros se trasladaron a países continentales, donde sus opiniones religiosas, a menudo, se radicalizaban a través del o con el calvinismo. Se llegó a un acuerdo final bajo Isabel I en 1563. El protestantismo fue restaurado, y se persiguió a los católicos. Los 42 artículos del credo anglicano, adoptados bajo Eduardo VI, quedaron reducidos a los actuales Treinta y nueve artículos. Este credo es protestante y más próximo al luteranismo que al calvinismo, pero la organización episcopal y ritual de la Iglesia anglicana es la misma, en esencia, que la de la Iglesia católica. Un gran número de personas en la época de Isabel I no consideraba a la Iglesia anglicana lo bastante reformada y opuesta a Roma. Fueron conocidos como disidentes o inconformistas y al final formaron o se convirtieron en de numerosos grupos calvinistas como los presbiterianos, puritanos, separatistas y cuáqueros. GRUPOS Y SECTAS MENORES Además de las iglesias luterana, anglicana y el conjunto formado por las denominadas iglesias reformadas, creadas durante la Reforma, surgió un gran número de pequeñas sectas como consecuencia natural del rechazo protestante a la autoridad tradicional y la exaltación del criterio personal en materias religiosas y de conciencia. Una de las más destacadas, la de los anabaptistas, encontró muchos partidarios en toda Europa, en particular en Alemania, donde jugaron un papel importante en las Guerras Campesinas. Fueron perseguidos por los católicos al igual que por los luteranos, los zuinglianos y otros grupos protestantes, y muchos de ellos fueron condenados a muerte. Otro destacado movimiento, el unitarismo, consiguió un considerable número de seguidores en Suiza, Alemania, Países Bajos y Polonia.
RESULTADOS DE LA REFORMA A pesar de la diversidad de las fuerzas reformadoras del siglo XVI, la Reforma tuvo resultados muy importantes allí donde triunfó. En general, el poder y las riquezas perdidas por algunos nobles y por la jerarquía católica pasaron a la clase media y a los monarcas. Varias regiones de Europa ganaron independencia política, religiosa y cultural. Incluso en países como Francia y lo que hoy es Bélgica, donde el catolicismo se mantuvo, se desarrolló un nuevo individualismo y nacionalismo en materia cultural y política. El énfasis protestante con respecto al juicio personal en el ámbito religioso aumentó el desarrollo de los gobiernos democráticos basados en la elección colectiva realizada por votantes individuales. La destrucción del sistema medieval favoreció a la banca y al comercio al eliminar las tradicionales restricciones religiosas y abrió el camino para el crecimiento del capitalismo moderno. Durante la Reforma, las lenguas nacionales y la literatura avanzaron en gran medida debido a la extensa difusión de la literatura religiosa escrita en las lenguas vernáculas en lugar del latín. La educación popular también fue estimulada gracias a las nuevas escuelas fundadas por Colet en Inglaterra, Calvino en Ginebra y los príncipes protestantes en Alemania. La religión ya no era tanto una parcela privilegiada del alto clero, sino una expresión directa de las creencias de la población. Sin embargo, la intolerancia religiosa no disminuyó y los enfrentamientos religiosos continuaron siendo frecuentes durante cerca de un siglo. CONTRARREFORMA INTRODUCCIÓN Contrarreforma, movimiento que tuvo lugar en el seno de la Iglesia católica apostólica romana en los siglos XVI y XVII. Supuso un intento de revitalizar la Iglesia y oponerse al protestantismo. Algunos historiadores rechazan el término porque implica sólo los elementos negativos del movimiento y prefieren utilizar las denominaciones de Reforma católica o Restauración católica, para resaltar la alta espiritualidad que animó a muchos de los que encabezaron el movimiento, que a veces no tenía relación directa con la Reforma protestante. PETICIONES DE REFORMA DE LA IGLESIA El siglo XV se caracterizó por las exigencias de una reforma de la Iglesia, como reacción al escándalo del Gran Cisma de Occidente y para corregir los abusos religiosos. El religioso italiano Girolamo Savonarola criticó con mordacidad la actitud mundana de su contemporáneo, el papa Alejandro VI. El llamado movimiento observantista desarrollado por las órdenes mendicantes intentó que sus volvieran a una vida más austera, y humanistas como Erasmo de Rotterdam trataron de crear alternativas a las estériles especulaciones de la teología académica. Aun siendo sinceros estos esfuerzos, durante mucho tiempo no estuvieron coordinados y no lograron tener un impacto perceptible en la institución. INICIATIVAS PARA LA REFORMA Sólo cuando Pablo III se convirtió en papa en 1534 tuvo la Iglesia el liderazgo que necesitaba para orquestar esos impulsos en favor de la reforma y enfrentarse al reto que supuso la aparición de los protestantes. Una de las iniciativas más importantes de Pablo III fue nombrar reformadores sinceros como Gasparo Contarini y Reginald Pole e incorporarlos al Sacro Colegio Cardenalicio. También impulsó nuevas órdenes religiosas como los teatinos, capuchinos, ursulinas y en especial los jesuitas. Este último grupo, bajo la dirección de san Ignacio de Loyola, estaba constituido por hombres muy instruidos, dedicados a renovar la piedad a través de la predicación, la instrucción catecumenal y el uso de los ejercicios espirituales establecidos por san Ignacio, donde debía profundizarse en la meditación personal. Tal vez la más destacada actuación de Pablo III fue la convocatoria,
en 1545, del Concilio de Trento, para tratar las cuestiones doctrinales y disciplinarias suscitadas por los protestantes. Actuando a menudo en una difícil alianza con el emperador Carlos V, Pablo III, como muchos de sus sucesores, no dudó en utilizar tanto medidas diplomáticas como militares contra los protestantes. INSTRUMENTOS DE LA CONTRARREFORMA Una poderosa corriente represiva, que empezó hacia 1542, penetró en el propio catolicismo romano cuando se instituyeron el Índice de Libros Prohibidos y una nueva Inquisición. El pontificado de Pablo IV aportó el más vigoroso apoyo a estas medidas. En España, la Inquisición se convirtió en un instrumento dependiente de la Corona, usado con eficacia por los monarcas españoles, en especial por el rey Felipe II, para asegurarse la ortodoxia de sus súbditos y suprimir tanto la disidencia política como la religiosa. Hacia finales del siglo XVI, en parte bajo la influencia del Concilio de Trento, apareció en Italia un grupo de obispos, celosos por reformar su clero e instruir a su pueblo. San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, fue un modelo para muchos de ellos. El establecimiento de seminarios en muchas diócesis garantizó un clero honrado en el orden teológico y moral. En Roma, san Felipe Neri puso música a textos religiosos y llevó a cabo reuniones informales que pronto desembocaron en la figura (y el espacio físico) del oratorio. EVOLUCIÓN DE LA CONTRARREFORMA En Alemania, los católicos siguieron intranquilos después de la Paz de Augsburgo (1555), considerada por muchos como una victoria del luteranismo. Los sacerdotes formados en Roma regresaron a su tierra natal mejor instruidos y con mayores deseos de realizar su labor eclesiástica que sus antecesores. San Pedro Canisio elaboró un catecismo que intentó servir de contrapeso al redactado por Martín Lutero, aunque no lo consiguió. Las tensiones internas, en las que se produjo una destacada intervención militar en ambos bandos, culminaron en los horrores de la guerra de los Treinta Años, que causó estragos desde 1618 hasta 1648 y dejó devastados los territorios alemanes. Debido a las guerras de Religión (1559-1598), la Contrarreforma no tuvo apenas implantación en Francia hasta el siglo XVII. La devoción hacia los pobres, como ejemplificaron san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac, caracterizó la experiencia sa. En este país se prestó mucha atención, al igual que en Italia, a las misiones populares que surgieron entre los campesinos. Mientras tanto, san Francisco de Sales, obispo de Ginebra, publicó su Introducción a la vida devota (1609), que se cuenta entre las más populares de todas las obras de la espiritualidad cristiana. La espiritualidad de la Contrarreforma fue militante, encaminada a la evangelización de los nuevos territorios recién explorados en Extremo Oriente, Sudamérica y Norteamérica. Semejante entusiasmo se desplegó en el establecimiento de escuelas confesionales, donde los jesuitas desempeñaron un destacado papel de vanguardia. A pesar del énfasis puesto en el activismo, la Contrarreforma dio en España dos de los mayores místicos del cristianismo: santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.