Fabula Las fábulas son composiciones literarias breves en las que los personajes casi siempre son personificaciones (animales que presentan características humanas como el habla). Estas historias concluyen con una enseñanza o moraleja de carácter instructivo, que suele figurar al final del texto. El grajo vanidoso En un claro, en el linde mismo del bosque, un viejo grajo se había cubierto con el hermoso plumaje de un pavo real y se pavoneaba para que lo vieran los demás grajos. En realidad, su aspecto era muy estúpido, porque sus propias plumas negras se distinguían debajo de su atavío. Pero se paseaba orgullosamente y hacía burla de sus amigos, que lo observaban. El vanidoso pájaro hasta picoteó a uno o dos de ellos que se atrevieron a acercársele demasiado. -¡Engreído! -le gritaron los demás, y huyeron al bosque. Convencido de que ahora era tan bello como el pavo real, el necio grajo se acercó lentamente a un grupo de estos animales, que se soleaban. Fingió ser uno de ellos y agitó una pata en ademán de saludo. Pero los pavos reales no se dejaron engañar, Vieron sus plumas negras debajo del plumaje irisado, los irritó la audaz pretensión del grajo y se lanzaron sobre él furiosamente. Con fuertes chillidos, lo picotearon sin piedad hasta hacer trizas su bello atavío. Abatido y desdichado, el grajo buscó a sus compañeros, para hallar consuelo. Pero éstos no quisieron saber nada de él -¡No trates de volver a nosotros! -le gritaron-. Has elegido. Ahora, afronta las consecuencias. Y lo picotearon hasta que escapó. El estúpido pájaro no tenía amigos hacia los cuales volverse. ¡Los que eran superiores a él, lo desdeñaban por fingir ser lo que no era, y sus iguales lo rechazaban por haberlos desdeñado! Leyenda Una leyenda es una narración tradicional que incluye elementos ficticios, a menudo sobrenaturales, y se transmite de generación en generación. Se ubica en un tiempo y lugar que resultan familiares a los de una comunidad, lo que aporta al relato, cierta verosimilitud. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales, como milagros, presencia de criaturas feéricas o de ultratumba, etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda. En su proceso de transmisión a través de la tradición oral. Cuento Oriental Los cuentos de procedencia oriental, como los cuentos de hadas que tienen su origen en las leyendas y el folklore de los primeros tiempos, tienen el soporte de la fantasía y comienzan de una forma tradicional: "Érase una vez, un rey en Egipto que no tenía ningún hijo... Hace mucho, muchísimos años, en un lejano país del Oriente, allá donde el sol asoma cada mañana con su cara de oro y fuego, hubo un rey muy poderoso y cruel...". Lo que sigue a continuación no es más que la fusión de la realidad y la fantasía, del mito y la leyenda; fuentes de las cuales bebieron poetas y cuentistas,
como si hubiesen mamado de una misma madre, quizá por eso existe tanto parecido entre los libros de unos y de otros. Hace muchos años, en un lugar lejano... un grupo de ancianos monjes, ciegos desde su nacimiento se reunieron para discutir sobre Dios. Cada cual quería quedar por encima del monje de al lado, cada cual se creía en posesión de la Verdad, ingenuos pensadores que querían hacer de las múltiples verdades "Una Sola", la que ellos conocían y defendían. La conversación, que ya habían tenido más de una vez, repetía las mismas argumentaciones que en el pasado: "Dios es bueno y comprensivo", "No, Dios ha de ser justo y por lo mismo, severo", "Dios nos espera en su reino en los cielos", etc., ni siquiera ellos podían ponerse de acuerdo. El más anciano de todos sacudió la cabeza y suspiró. - Os dais cuenta de que en todos estos años no hemos sido capaz de acordar cómo es nuestro Dios. Pero..., si ni siquiera nosotros conseguimos escucharnos. Anoche tuve un sueño, reunámonos de nuevo aquí la semana próxima, y espero que avancemos en algo entonces. A la semana siguiente se reunieron de nuevo y, antes de que pudieran empezar su eterno debate, el monje mas anciano hizo que pasaran a un cuarto que desconocían. Allí, les dijo, cada uno tendría que tocar lo que tenían delante, en silencio y sin moverse del sitio adjudicado. Así lo hicieron, y cuando hubieron terminado, se sentaron en círculo. - ¿Y bien? Qué había en la habitación? - Era algo inmenso, apenas podía abarcarlo con mis dos manos. (dijo el primer monje) - Era duro, casi rugoso, cálido. - Te equivocas, hermano. Lo que había en la habitación era pequeño y peludo y ligero. - ¿Qué decís? Lo que había en el cuarto era duro, sí, pero frío, y liso, muy suave - ¡no sé dónde habéis estado!, refunfuñaba otro. No era tan duro, y podía moverse, era cilíndrico y húmedo al final. El anciano monje les dejó seguir un poco más antes de revelarles lo que realmente habían palpado: todos estaban hablando del mismo ser, un elefante. Cada uno había llegado a conocer una sola parte del mismo: cola, lomo, colmillo, trompa. Y su cerrazón a ver más allá de la propia experiencia les impedía apreciar el "Todo". Solo era un Elefante. Un solo ser con múltiples apreciaciones. Al igual que con la verdad, siempre queremos llevar la razón, siempre pensamos que lo que hay dentro de nuestra cabeza es la "verdad verdadera" y no solo una parte del puzle que constituye algunas de las grandes verdades de la vida.